Los orbes azules escudriñaban cada detalle de lo que seria su nuevo hogar, aunque solo fuese un tiempo muy corto tendría que acostumbrarse, Sauville era una ciudad algo enigmática para sus ojos, aunque ella pudiese alardear de haber viajado por casi todo el mundo, esta en particular le daba un aire de misterio. El taxista que había contratado la miraba de pies a cabeza por el rabillo del retrovisor, IA intento hacerse la disimulada pues la acción del chofer le hacia sentirse incomoda, mas no lo demostraría. Con sus dedos recorrió la ventana del taxi, como si estuviera tocando cada detalle de la ciudad, las personas, las casas, el cielo que comenzaba a tornarse de un tono naranja con rosa… ese cielo que anunciaba la puesta de sol.
- Here we go …-susurro IA por lo bajo dejando un aire cálido escapar de sus labios. El chofer la miro con extrañeza por su acento.
- ¿Disculpe que ha dicho señorita? –la curiosidad le mato preguntándole con un tono de sumo interés.
- ¿Uh? –se sobresalto un poco al notar que le había escuchado, sonrió de medio labio y prefirió dejarlo con la duda.
Pasaron unos minutos y la puesta de sol era más evidente, por suerte para ella había llegado ya a su destino. Deslizo su delgado cuerpo por la puerta del automóvil y salió de él mostrando su interesante outfit, una playera negra encima de una color crema, esta hacia conjunto con una falda a tablas de tono rosa palido. Llevaba consigo una chamarra color negro era para evitar coger un resfriado, aunque estuviera acostumbrada a las heladas noches de su pueblo eso no le quitaba el ser precavida, después de todo un viaje largo en avión y los cambios bruscos de temperatura pueden generar un severo resfriado, mas en un cuerpo tan delicado como el de ella ante las enfermedades víricas.
Una suave brisa calo por su cuerpo moviendo sus hebras doradas al compas del viento, su nariz se respingo y soltó un leve estornudo. << Venga ya, primer día en la ciudad y he pescado un resfriado >> al parecer las precauciones que se había tomado no habían sido las suficientes. El chofer dejo sus tres maletas en orden de tamaño frente a ella, estiro su mano esperando su paga, IA estaba un poco distraída por lo que se tardo un poco en pagarle.
Tomo sus maletas en orden después de agradecer con un tierna sonrisa al chofer por los servicios prestados, fue la primera persona que conoció ahí y había sido muy amable (aunque pervertido). Con fuerza en sus manos rodo la maleta mas grande que era de rueditas y encima las otras dos maletas hasta la entrada de la academia. El sol ya se había metido y las luces alumbraban el edificio de forma mágica. Entro a una especie de recepción, en él se podían observar estudiantes venir y salir, para ser un día sábado por la noche estaba muy activo. Miro de reojo la hora en su móvil “19:10” ya era algo tarde en verdad. Fue atendida por una linda muchacha la cual le hiso un pequeño croquis en una hoja suelta de papel, le fue de mucha ayuda puesto que buscaba la mansión lo mas pronto posible para descansar en su cama.
Tomo sus maletas sin mirar un poco donde pisaba y choco contra alguien, por la inestabilidad de su cuerpo cayó al suelo con las maletas encima. En su mente pasaban maldiciones por lo torpe de su acción.
- Here we go …-susurro IA por lo bajo dejando un aire cálido escapar de sus labios. El chofer la miro con extrañeza por su acento.
- ¿Disculpe que ha dicho señorita? –la curiosidad le mato preguntándole con un tono de sumo interés.
- ¿Uh? –se sobresalto un poco al notar que le había escuchado, sonrió de medio labio y prefirió dejarlo con la duda.
Pasaron unos minutos y la puesta de sol era más evidente, por suerte para ella había llegado ya a su destino. Deslizo su delgado cuerpo por la puerta del automóvil y salió de él mostrando su interesante outfit, una playera negra encima de una color crema, esta hacia conjunto con una falda a tablas de tono rosa palido. Llevaba consigo una chamarra color negro era para evitar coger un resfriado, aunque estuviera acostumbrada a las heladas noches de su pueblo eso no le quitaba el ser precavida, después de todo un viaje largo en avión y los cambios bruscos de temperatura pueden generar un severo resfriado, mas en un cuerpo tan delicado como el de ella ante las enfermedades víricas.
Una suave brisa calo por su cuerpo moviendo sus hebras doradas al compas del viento, su nariz se respingo y soltó un leve estornudo. << Venga ya, primer día en la ciudad y he pescado un resfriado >> al parecer las precauciones que se había tomado no habían sido las suficientes. El chofer dejo sus tres maletas en orden de tamaño frente a ella, estiro su mano esperando su paga, IA estaba un poco distraída por lo que se tardo un poco en pagarle.
Tomo sus maletas en orden después de agradecer con un tierna sonrisa al chofer por los servicios prestados, fue la primera persona que conoció ahí y había sido muy amable (aunque pervertido). Con fuerza en sus manos rodo la maleta mas grande que era de rueditas y encima las otras dos maletas hasta la entrada de la academia. El sol ya se había metido y las luces alumbraban el edificio de forma mágica. Entro a una especie de recepción, en él se podían observar estudiantes venir y salir, para ser un día sábado por la noche estaba muy activo. Miro de reojo la hora en su móvil “19:10” ya era algo tarde en verdad. Fue atendida por una linda muchacha la cual le hiso un pequeño croquis en una hoja suelta de papel, le fue de mucha ayuda puesto que buscaba la mansión lo mas pronto posible para descansar en su cama.
Tomo sus maletas sin mirar un poco donde pisaba y choco contra alguien, por la inestabilidad de su cuerpo cayó al suelo con las maletas encima. En su mente pasaban maldiciones por lo torpe de su acción.